MAÍZ Y COMPOST

Cómo responde el maíz al compost de estiércol bovino y vinaza

Argentina -.Técnicos del INTA Manfredi –Córdoba– evaluaron el efecto del compost de estiércol bovino y vinaza, derivada de la producción de levadura panadera, en maíz para forraje. El cultivo registró buenas condiciones de crecimiento con estos residuos como fuente de nutrientes. En la muestra, exponen numerosas empresas que fabrican implementos para la correcta gestión y uso agronómico de desechos de producciones pecuarias.

El compostaje es una de las tecnologías más conocidas en el mundo para el reciclaje de residuos sólidos orgánicos bajo condiciones aeróbicas, en pos de transformarlos en productos más seguros para su empleo como enmienda orgánica en agricultura. Este es uno de los temas sobre los que se asesoran en el centro de expertos de Expoagro 2020 edición YPF Agro, el nuevo espacio que se integra a la muestra agroindustrial y cuyos protagonistas son los investigadores del INTA.

De acuerdo con la bibliografía técnica, se estima que un feedlot de 5.000 cabezas puede producir entre 6.000 y 9.000 toneladas de estiércol al año. El estiércol fresco es considerado una mezcla de heces y orina, cuya composición es un factor clave para entender no sólo la magnitud de los niveles de nutrientes y sales acumulados en el suelo, sino también los potenciales cambios en las propiedades y atributos de calidad del sistema edáfico.

En este contexto, técnicos del INTA Manfredi –Córdoba– evaluaron el efecto del compost de estiércol bovino y vinaza, derivada de la producción de levadura panadera, en maíz para forraje. Los resultados indican que el cultivo registró buenas condiciones de desarrollo y crecimiento con estos residuos como fuente de nutrientes.

“La producción de forraje de maíz no se modificó por el agregado de estiércol compostado, aunque sí se observa una tendencia a incrementar la producción de biomasa en los tratamientos de compost con incorporación de vinaza”, apuntó Nicolás Sosa, investigador del INTA Manfredi a cargo de la experiencia a campo.

El rendimiento medio del ensayo fue de 17.432 kilos de materia seca por hectárea. “Las precipitaciones durante el ciclo de cultivo permitieron un muy buen crecimiento y desarrollo de todas las etapas vegetativas y reproductivas de las plantas”, observó Diego Mathier, investigador del INTA Manfredi.

 

En el plano de los nutrientes, se observaron diferencias significativas en el contenido de fósforo total entre la parcela donde se aplicó la mayor dosis de compost con vinaza y la tratada con fertilizante químico. “Esto representa un aspecto destacado del ensayo, ya que el fósforo es el fertilizante más costoso de reponer en el suelo, debido a que no existen en el país yacimientos de roca fosfórica para la elaboración del fertilizante”, remarcó Marcos Bragachini, investigador de la misma unidad del instituto.

Otra observación de interés fue que el contenido de materia orgánica y nitrógeno total –dos indicadores de la fertilidad potencial de un suelo– no registró diferencias significativas entre el análisis de suelo efectuado antes de la aplicación de compost y el muestreo posterior a la cosecha del cultivo.

Con respecto al pH del suelo, esta variable se encontró en valores cercanos a la neutralidad tanto al inicio del ensayo como luego de la cosecha, a pesar de que el pH de las pilas de compost era alcalino. “Este dato indica que no habría problemas para el desarrollo de los cultivos y la absorción de nutrientes”, ponderó el investigador.

Sosa: “El uso de estiércol compostado contribuye a incrementar la materia orgánica del suelo, asegura la reducción de patógenos y de semillas de malezas y la aparición de problemas asociados a la estabilidad de sustancias orgánicas fácilmente degradables”.

 

Detalle experimental

El ensayo se implantó en un lote agrícola del Establecimiento Don Sebastián, ubicado en la localidad cordobesa de San Agustín, sobre un suelo Argiustol típico durante la campaña agrícola 2018/2019.

Las unidades experimentales fueron parcelas de 840 metros cuadrados, donde se evaluaron cinco tratamientos con tres repeticiones: sin aplicación de estiércol ni fertilizante; dosis de 14.500 kilos de compost con vinaza por hectárea; dosis de 29.000 kilos de compost con vinaza por hectárea; dosis de 12.600 kilos de compost sin vinaza por hectárea; fertilizante químico (manejo habitual del productor).

“El uso de estiércol compostado contribuye a incrementar la materia orgánica del suelo, asegura la reducción de patógenos y de semillas de malezas y la aparición de problemas asociados a la estabilidad de sustancias orgánicas fácilmente degradables”, explicó Sosa, quien agregó: “La utilización del suelo como medio receptor de residuos ganaderos tiene como objetivo restituir al suelo los nutrientes que son asimilables por las plantas y disminuir, además, la necesidad de aportar fertilizantes minerales”.

El subproducto utilizado provino del proceso de compostaje realizado por el establecimiento. “Es indispensable conocer la calidad del subproducto utilizado para prevenir potenciales daños al suelo, además de monitorear periódicamente el sodio intercambiable (PSI)”, advirtió el investigador.

Para la elaboración del compost, se confeccionaron dos pilas con una máquina volteadora: una pila testigo compuesta por estiércol bovino y otra con vinaza formada por 172 toneladas de estiércol y 89 mil litros de vinaza. Sus características fueron analizadas por la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la Universidad Nacional de Córdoba.

Es recomendable trabajar con el volteo de pilas de compost que “resultan imprescindibles para el control de variables físico-químicas”, sugirió Sosa. En tanto, “la mecanización de los volteos es la forma más adecuada por el tiempo y el costo del manejo de residuos, debido a que el volumen, el tamaño y la forma de las pilas a campo es crítica para lograr la biomasa de microorganismos responsables del proceso aeróbico”, añadió.

 

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