«BURNOUT»… EL STRESS PROFESIONAL. Algo Más sobre el Tema

La distinguida periodista Nora Bär (a quien éste simple copy-paster no se atreve a llamar  colega), publica en La Nación, de Buenos Aires,(30.10.2014), un interesante artículo sobre el tema del «burnout». Siempre son la gran nota de color, los comentarios de los lectores. En éste caso, son muy gráficas esas acotaciones al pie del artículo mencionado.   Muchos, con interesantes vivencias sobre el tema; otros, amparados en el anonimato, son prescindibles.  Pero es atractivo ese abanico de opiniones, basadas en propias experiencias profesionales… Como para abrir un importante debate sobre el rol profesional de éstos tiempos. Sobre todo en el Sector Médico…

Nosotros publicamos a continuación, algún comentario más sobre el asunto en cuestión.

E.Z     

 

Las conclusiones aparecen en la revista ‘Journal of Psychosomatic Research’ . Los médicos de atención primaria con mayor desgaste profesional duermen peor

Directivos, abogados, trabajadores sociales, vendedores y dependientes pueden padecer burnout o desgaste profesional, aunque los colectivos más sensibles a esta dolencia son las personas que trabajan en la enseñanza y en el sector de la salud. Un nuevo estudio muestra que existe una relación entre el agotamiento laboral de los médicos de atención primaria y las alteraciones del sueño.

SINC|27 mayo 2008

Según los expertos, el burnout o desgaste profesional es considerado actualmente como uno de los riesgos psicosociales al que están expuestos los profesionales sanitarios. Así, el estudio analizó la prevalencia del insomnio y la calidad del sueño y su relación con el burnout en una muestra de médicos de atención primaria.

Las conclusiones, que aparecen en la revista Journal of Psychosomatic Research, muestran que las personas con alto desgaste profesional duermen peor. Antonio Vela, investigador principal del estudio, lo confirma a SINC: “los datos indican que existe una clara relación entre el burnout y las alteraciones de sueño”.

Los investigadores seleccionaron una muestra representativa compuesta por 240 médicos, 75 hombres y 165 mujeres, con una edad media de 41.9 años. Los facultativos, que fueron divididos en dos grupos en función de su grado de desgaste (alto-burnout y bajo-burnout), pertenecían a 70 centros de atención primaria de la Comunidad de Madrid.

El trabajo mostró que el 18.8% del total de la muestra cumplió los criterios diagnósticos de insomnio del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM – IV), con una mayor prevalencia entre los médicos con altos niveles de burnout (21.1%), comparados con aquellos que presentaban bajos niveles de desgaste (6.9%).

Los resultados no indicaron diferencias significativas en relación a la edad, número de hijos, educación y experiencia profesional. Sin embargo, sí que se observaron diferencias en relación al sexo y al estado civil de los médicos, con mayores valores de burnout en las doctoras sin pareja.

“Puesto que el desgaste profesional es un problema crónico que se desarrolla a lo largo del tiempo, resulta crucial encontrar síntomas tempranos para su prevención temprana”, continúa Vela. “Es más, el tratamiento de los problemas de sueño puede constituir un paso importante en el proceso de rehabilitación de las personas con burnout”.

 

Cada día es un calvario

El burnout es una enfermedad psicológica que puede afectar a gran cantidad de personas. Estudios recientes certifican que entre el 20% y el 30% de los médicos, profesores y policías locales padecen sus síntomas. Desde el año 2000, una sentencia del Tribunal Supremo reconoce este síndrome como una dolencia psíquica causante de periodos de incapacidad temporal.

Esta patología se puede considerar como la fase avanzada del estrés laboral, causada por el continuo intercambio emocional, el contacto diario con las demandas de otras personas y la saturación de las capacidades adaptativas del individuo. Este síndrome se manifiesta habitualmente en sentimientos de desamparo, fracaso e impotencia, baja autoestima, inquietud y falta de concentración e, incluso, comportamientos paranoides con compañeros de trabajo, clientes o familia.

En el plano físico, las consecuencias de esta patología son el cansancio, los dolores osteomusculares, cefaleas, insomnio y alteraciones gastrointestinales y taquicardias, entre otros. Por último, la conducta del individuo puede sufrir también alteraciones con consumos abusivos de café, alcohol, fármacos o drogas, absentismo laboral, bajo rendimiento y conflictos interpersonales.

Los facultativos recomiendan olvidarse de los problemas laborales fuera del trabajo, llevar a cabo prácticas de relajación, desconectar en pequeños descansos a lo largo de la jornada laboral y trabajar bajo objetivos cuya consecución sea factible.
Sin embargo, cuando la enfermedad ha superado sus primeros estadios los especialistas pueden llegar a aconsejar que sus pacientes abandonen el trabajo, siempre y cuando éstos demuestren ser incapaces de reconducir sus sensaciones en sus respectivos centros laborales y su salud física o psicológica se vea en serio peligro o muy dañada.

 

Referencia bibliográfica:

Antonio Vela Bueno, Bernardo Moreno Jiménez, Alfredo Rodríguez Muñoz, Sara Olavarriera Bernardino, Julio Fernández Mendoza, Juan José de la Cruz Troca, Edgard O. Bixler, Alexandronos N. Vgontzas. “Insomnio y calidad del sueño entre los médicos de atención primaria con altos y bajos niveles de burnout”. Journal of Psychosomatic Research; 64 (4) págs. 435-442 ABR 2008

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