Argentina – PREOCUPACIÓN EN MEDIOS CIENTÍFICOS. SE HABLA DE «FUGA DE CEREBROS» . Fuertes Expresiones

Si los 3 mil millones de pesos menos para la ciencia aprobados con el presupuesto 2017 ya hacían prever a los científicos que el año próximo no sería precisamente el mejor, la reducción del 60% en las vacantes de ingreso a la carrera de investigador del CONICET produjo días atrás un enorme preocupación entre algunos de los principales referentes de la comunidad científica nacional.

Y es que muchos temen que al cerrar la puerta a cientos de jóvenes científicos que apostaban a la investigación como una salida laboral, la medida dispuesta por el gobierno los empujará a buscar alternativas fuera del país.

La medida -comunicada por el directorio del CONICET al concluir la semana pasada el trámite del concurso de ingresos a la carrera del investigador- implica que el año entrante ingresarán al organismo apenas 385 investigadores residentes en el país y otros 70 provenientes del exterior, menos de la mitad de los que ingresaron en el concurso anterior. Se trata de una de las cifras más bajas desde que se puso en marcha en 2003 el plan de recuperación del sistema científico nacional.

La reacción no se hizo esperar. Las primeras voces de alerta surgieron del seno de Ciencia yTécnica Argentina (CYTA) un grupo de investigadores que impulsa el desarrollo como medio de inclusión y que tiene entre sus filas a figuras como el biólogo molecular Alberto Kornblihtt, dos veces ganador del Premio Konex de Platino; el físico Jorge Aliaga, ex decano de la facultad de Ciencias Exactas de la UBA y hasta el año pasado subsecretario de Evaluación del Ministerio de Ciencia; y el bioquímico Roberto Salvarezza, director del Instituto de Investigaciones Físicas Teóricas y Aplicadas y ex presidente del CONICET, por citar sólo algunos nombres. En una carta que hicieron pública el lunes, los integrantes de este grupo advierten que “el achicamiento del CONICET es el prolegómeno de una nueva fuga de cerebros”

“El freno brusco en el número de ingresos al CONICET traerá conflictos y causará perjuicios al país -aseguran en esa carta-. Este cambio abrupto es una estafa no sólo a la nueva generación de investigadores sino a toda la sociedad argentina que avaló y acompañó el fortalecimiento de la ciencia y la tecnología como apuesta al desarrollo integral del país. El CONICET tiene más de 10.500 becarios en formación, que ingresaron al organismo con la expectativa de que se cumplan los planes establecidos”, es decir convertirse luego en investigadores, y ahora ven cerrarse esa posibilidad.

SIN “NINGUN CRITERIO”

Pero si la reducción en las vacantes de ingreso a la carrera de investigador causaron alarma, la forma en que la medida fue justificada generó indignación. En una conferencia de prensa brindada el lunes para explicar el impacto del recorte presupuestario en su área, el ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, y el titular del Conicet, Alejandro Ceccatto, sostuvieron que no se puede hacer una comparación (entre las cifras de ingreso actuales y las anteriores) porque el número del año pasado no era normal” sino que se trataba de una decisión sin “ningún criterio” producto de un gobierno que transcurría “el último año de gestión”

“La verdad es que las declaraciones nos sorprendieron porque el año pasado no hubo ningún ingreso desmesurado por ser un año electoral, como dijo el doctor Ceccatto, o porque terminaba una gestión.

La realidad, como muestran los datos que el propio organismo ha venido difundiendo, es que ha a lo largo de los últimos años hubo un aumento gradual y planificado en las vacantes para la carrera de investigación que ahora se cortó.

De hecho en 2012 el propio Barañao publicó un artículo donde defendía la política del CONICET de incrementar su planta en un 10 por ciento anual”, comenta el doctor Jorge Aliaga, ex decano de la facultad de Ciencias Exactas de la UBA y hasta el año pasado subsecretario de Evaluación del Ministerio de Ciencia.

“Resulta sorprendente que las mismas autoridades que gestionaron la expansión del sistema hoy lo recorten argumentando que el crecimiento del último año fue desmedido y sin criterio. De hecho, el propio Barañao había lanzado en su gestión anterior el plan Argentina Innovadora 2020, que planteaba un crecimiento anual del 10% en la planta de investigadores para alcanzar los 5 investigadores por cada mil habitantes de población económicamente activa”, señala por su parte el doctor Roberto Salvarezza, director del INIFTA, quien reconoce sentir “tristeza” porque “se había prometido que la ciencia seguiría siendo una política de Estado y que el plan de crecimiento iba a tener continuidad”.

“El hecho de que el ministro Barañao mantuviera su cargo con el cambio de gestión apuntaba precisamente a eso: a garantizar una continuidad –agrega el ex presidente del CONICET-. Por lo cual uno suponía que el gobierno actual iba a sostener los avances logrados por el anterior. En lugar de eso nos encontramos con uno de los recortes más importantes de los últimos años a las vacantes para la carrera de investigador y un panorama que hace prever una nueva fuga de cerebros en nuestro país”.

EL EFECTO ESPERABLE

La situación en que queda la ciencia argentina tras el recorte “es muy delicada, pero la gravedad del impacto va a depender de si trata de una medida eventual frente a un año económicamente malo (`por la baja en las retenciones, la recesión y el sobrecarga en el presupuesto por la deuda que se tomó`) o si esto va a seguir así. En ese caso las consecuencias va a ser muy serias porque volveríamos a un esquema que expulsa a los científicos de nuestro país”, prevé el doctor Aliaga.

Como explica el ex decano de Exactas, las razones de ese posible efecto no son difíciles de entender. Ocurre que en vistas de un crecimiento gradual del sistema, durante la última década se invirtió mucho en doctorados para formar un semillero que nutriera la carrera de investigador. Fue así que “pasamos de tener apenas 600 doctorados al año en 2006 a tener más de 2.300 en la actualidad. En este momento hay en Argentina 10 mil becarios en distintas etapas de su doctorado, muchos los cuales aspiran a convertirse en investigadores del CONICET.

Por eso, si en lugar de ingresar 1.000 por año, lo hacen apenas 500, en sólo 5 años vamos a tener como mínimo 2.500 investigadores a los que costó mucho formar que van a querer seguir su carrera en otro país. No hay que perder de vista además que se trata de jóvenes que rondan los 30 años, que tienen una formación muy valiosa, y que en muchos casos están empezando a formar una familia… si no encuentran oportunidades acá las van a ir a buscar al exterior”

Lo mismo advierte Salvarezza. “En un momento en que la industria se encuentra en una situación muy difícil y no está absorbiendo científicos jóvenes, resulta determinante que el Estado les permita acceder a la carrera de investigador. El riesgo de no hacerlo es que esos jóvenes, a los que costó mucho dinero formar y que son muy valiosos para el desarrollo del país, terminen optando por aceptar ofertas laborales en el exterior. El recorte presupuestario que se aplicó sobre la ciencia en el presupuesto 2017 nos pone una vez más ante la posibilidad de una fuga de cerebros, la quinta en la historia de nuestro país”.

Para Salvarezza, que renunció a la presidencia del CONICET en 2015, esa fuga “resulta inevitable con el modelo económico actual. Una Argentina que dejó de apostar por la industrialización y la innovación tecnológica para hacerlo por la primarización de su economía y los servicios financieros no necesita tanto científicos –dice-. Es obvio entonces que para este gobierno la ciencia sea un gasto y no una inversión”.

Diario EL DIA  La Plata

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