«T R A C T O R A Z O S». Las Economías Regionales en la Argentina : en las Chacras, a Pérdida; en la Ciudad, Altos Precios…

ARGENTINA – Se está asistiendo a un choque de posiciones contrapuestas en materia de Economía Política y Política Económica…  Los productores de las llamadas «Economías Regionales», están inmersos en un cuello de botella que se va achicando por goteo… Pero, el asunto viene de lejos.  Hace años que no hay una solución integral a las oscilaciones de mercado que afectan a estos sectores.  Difundimos a continuación un trabajo, aparecido en el importante diario Neuquén, en enero de 2011…(aunque  algunos factores de la economía  hayan variado desde entonces, es interesante analizarlo)

16-01-2011, 08:12| Regionales |ECONOMíA & ENERGíA – NOTA DE TAPA, diario NEUQUEN
Crisis de credibilidad en la fruticultura . Por CLAUDIO SCALETTA

Esta semana, la región asistió nuevamente a cortes de ruta de productores. Un conflicto cíclico al que en 2011 se suma a la pérdida de competitividad cambiaria. El trasfondo es la falta de unidad en los reclamos y, sobre todo, el crecimiento de la desconfianza entre los distintos actores del circuito. Ausencia de soluciones a la vista.

En la representación de la realidad frutícola norpatagónica los actores principales son cuatro: trabajadores, chacareros, empresarios y Estado. Si alguien busca explicaciones unitarias se verá en problemas. En la superficie sólo existen mundos yuxtapuestos.

Trabajadores
Los gremios que representan al sector, rurales, empaque y frío, están en línea con las demandas del resto del mundo del trabajo. Pretenden, a tono con la inflación presunta y su poder de negociación, aumentos salariales con piso en el 20% y un techo en el 40%. El objetivo de mínima es evitar el deterioro de los ingresos reales. Desde el Ministerio de Trabajo de Nación, asumen que el piso de las paritarias de este año será, a nivel nacional, del 20%. Lo reconoció la misma viceministra Noemí Rial. Aunque las cifras difieren, un aumento salarial del 20% sumaría a los costos sectoriales globales entre 60 y 80 millones de dólares.

Chacareros
Con serios problemas de diagnóstico, a excepción de quien redacta los comunicados, los chacareros que cortan las rutas esperan que la parte de sus ingresos que no reciben por precios, les llegue por la vía histórica, es decir, por la generosa mano del Estado. Por eso enfocan los reclamos hacia Nación o ponen expectativas en una improbable entrevista con la Presidenta de la Nación, como si de eso dependiese la solución de los problemas estructurales. Esta semana intentaron ser visibles por medio de piquetes y tractorazos. Con ello lograron tres cosas:
1- Ponerse a la sociedad en contra. El Alto Valle es un núcleo urbano extendido que incluye la sucesión de localidades que van desde Chichinales – Villa Regina a Neuquén – Plottier, incluida lo ramificación a Centenario – Cinco Saltos. Es ocioso detallar los inconvenientes y los ánimos que provoca la interrupción de la circulación en los puntos neurálgicos. Una vez más los chacareros que, según los comunicados de Federación, dicen reclamar transparencia comercial para evitar “la apropiación de renta del eslabón superior”, le hacen piquete a la sociedad en su conjunto y no a sus presuntos victimarios.
2- Ser funcionales a los empresarios que esta semana negociaron en Buenos Aires con los ministerios de Agricultura y Economía, y que contaron con una “inesperada” base social de respaldo para poner sobre la mesa porteña.
3- Por último, justificaron a los funcionarios del Ministerio de Agricultura de Nación que intentan mostrarlos frente al resto del gobierno nacional como si fuesen productores de la pampa húmeda.
La justificación de los chacareros fue que “salir a la ruta” era la única manera de ser visibles frente al gobierno nacional, que no es precisamente quien les compra la fruta, aunque sí el responsable de crear un marco de seguridad jurídica para la primera venta. No obstante, el momento del reclamo genera suspicacias. Si bien el sector productor en su conjunto, independiente e integrado, sufre el aumento de costos en dólares, los problemas de unos y otros son muy diferentes. Mientras los integrados prevén una buena temporada en los mercados externos por los bajos stocks en el hemisferio norte, es decir, mayores ingresos por ventas, los chacareros, iniciada la cosecha de peras, ya recibieron señales de que serán, nuevamente, la variable de ajuste de costos.
Los primeros precios ofrecidos para quienes tienen calidad para vender con contrato están por debajo de los pagados el año pasado. Si estos precios se consolidan, será difícil para los independientes reiniciar el ciclo de la temporada venidera con producción de calidad.

Empresarios
A diferencia de los productores primarios independientes, los empacadores-comercializadores tienen una visión integral del negocio. Sus pedidos no son difusos, sino muy concretos. Elaboraron un diagnóstico único –intelectualmente tosco, pero diagnóstico al fin- en el que hablaron de “la plata que falta en el circuito y el retraso cambiario”. Con los números en la mano comenzaron a reclamar. Para ello tienen poder económico y, consecuentemente, más recursos comunicacionales. Los reclamos comenzaron primero en la región y al interior del circuito, y luego a nivel nacional. Según pudo saber E&E de fuentes del Ministerio de Economía de Nación los reclamos realizados fueron básicamente cinco:
1- Eliminación del 5% de retenciones.
2- Terminar con las demoras en la devoluciones de impuestos y/o que los reintegros sirvan como “crédito fiscal” para las cargas salariales, tributo que debe pagarse mes a mes. El objetivo es evitar el costo financiero de la demora en los reintegros.
3- Que se aumenten el porcentaje en concepto de reintegros o que haya reembolsos a las exportaciones.
4- Gasoil más barato, con “precio patagónico”.
5- Que el Ministerio de Trabajo contenga las demandas salariales.
Los reclamos, una suerte de “plan de competitividad” como los ensayados en las postrimerías de la Convertibilidad (“la situación es peor que entonces” repiten a coro), no incluyen ningún aspecto sobre la relación con los chacareros, uno de los focos del conflicto sectorial, sobre el que sólo se habló informalmente de retomar el espíritu del Plan Frutícola Integral, pero “cuando finalice la cosecha”.

Estado
Históricamente el rol de los estados provinciales de Río Negro y Neuquén fue mediar entre los subsidios que bajaban anualmente desde Nación y los productores primarios. Los fondos servían de contención y para la dinámica política. Los cambios ocurridos en el Ministerio de Agricultura de Nación reconfiguraron el panorama. Nuevas personalidades se hicieron cargo del área, se borró de un plumazo el lentamente construido Plan Frutícola Integral y se creó una difusa Mesa Nacional de la Pera y la Manzana. Dejando de lado el insondable análisis de las intencionalidades, desde Agricultura se tomó la decisión estratégica de limitar al mínimo los subsidios. Ello no evitó el envío de recursos a los municipios amigos y las promesas de fondos para algunos díscolos con la conducción de la Federación de Productores. La historia es larga y forma parte de la crisis visibilizada esta semana. Pero el dato concreto es que, efectivamente, este año no llegaron los alrededor de 50 millones de pesos que se enviaban todos los años, lo que en medio de los problemas de rentabilidad significó la ruptura de los mecanismos tradicionales de contención política. En el actual contexto es poco lo que las provincias pueden aportar en el corto plazo.
De acuerdo a fuentes empresarias, la reunión mantenida el martes en Buenos Aires no tuvo buenos resultados. Nación evaluó en su momento una eliminación de las retenciones a las economías regionales, anuncio que contenía el 5% que paga la fruticultura norpatagónica, pero este martes se encontraron con que los representantes empresarios dijeron que con dicha eliminación no alcanzaba. Pidieron más. Dijeron que un aumento salarial de sólo el 10% insumiría 40 millones de dólares y que las retenciones eran sólo 23 millones, por lo que faltaba completar 17 millones. La actitud demandante cayó mal entre los funcionarios nacionales, quienes con cifras proporcionadas por la AFIP rechazaron el monto reclamado por reintegros atrasados y, después, contraatacaron con los balances de las empresas, los que, según Nación, todavía mostrarían rentabilidad. Los empresarios, en tanto, aseguraron que la lectura de los balances era atrasada y que no incluía los aumentos de costos actuales.

Proyecciones
Cualquiera sea la interpretación, la principal preocupación empresaria pasa hoy por los aumentos salariales. Los empresarios reconocen que el reclamo de recomposición es legítimo, pero aseguran que en este momento el dinero para más salarios no está. La posibilidad de una escalada de conflicto con los gremios con la cosecha ya iniciada es un dato cierto, pero se espera que Nación laude. Por ahora, las posiciones de las partes parecen bastante inconciliables.
La situación de los productores independientes, en tanto, es la más incierta. Los costos les aumentaron igual que a los integrados, pero los indicios de precios ofrecidos para la pera, son de quebranto. Tras la reunión en Buenos Aires del martes se anunció la posibilidad de la creación de un “laboratorio de precios”, una idea que cada tanto se reflota bajo la ilusión de la potencial existencia de un observador imparcial con una visión inmaculada de los números. El trasfondo es otro. El ex intendente de facto de Villa Regina, Héctor Zubeldía, actual técnico de la Secretaría de Fruticultura rionegrina, junto a la Universidad de Río Negro, conducida por el ex titular del INDEC de Carlos Menem, Juan Carlos Del Bello, tienen el proyecto de que Nación desvíe un millón de pesos por año para el financiamiento de un observatorio en el ámbito de la novel casa de estudios. La fallida reunión porteña fue una oportunidad de lanzamiento. El punto es que, con mucha voluntad política, el observatorio, si sirve de algo, sólo podría mostrar números en el mediano plazo.

Credibilidad
La primera lectura posible de los hechos que se manifestaron con los cortes de ruta de esta semana y las reuniones con funcionarios nacionales es de una profunda crisis de credibilidad del conjunto de los actores del circuito frutícola regional. Los chacareros, al margen de una porción reducida de la dirigencia, continúan sin un objetivo común. Los empresarios dijeron tantas veces que su situación era de escasa o nula rentabilidad que, si ahora efectivamente sucede como resultado de la inflación en dólares, nadie les cree. CAFI, la cámara que agrupa a los principales exportadores, le presentó números a Nación, los que casualmente coinciden con los de la Secretaría de Estado de Fruticultura de Río Negro (calculados por Zubeldía, el mismo del observatorio de precios con la UNRN). Nación no les creyó a ninguno de los dos. Todo indica que no se está frente al mejor escenario para la formulación de políticas superadoras. El futuro demandará un gran esfuerzo de construcción de consensos, de mucho borrón y cuenta nueva para dejar atrás las heridas del pasado, de comenzar a pensar en reformas estructurales y no en parches clientelares, de evitar la continuidad de la expulsión de productores. Por ahora la única realidad es el poder de hecho de cada uno de los actores en el mercado, poder que sólo asegura la continuidad de las tendencias actuales3

Oferta y demanda

Todos los problemas internos de rentabilidad contrastan con la bonanza de los datos de mercado. Por el lado de la oferta se espera una muy buena y abundante cosecha que permitiría un empaque selectivo para cumplir los compromisos con el exterior. Calidad y calibre son la puerta de acceso a los mejores precios. Por el lado de la demanda la situación no podría ser mejor.

El Hemisferio Norte no tuvo una buena cosecha y, lo que es más importa desde el punto de vista comercial, los stocks son bajos. Tanto en Polonia, indicio para los valores de la manzana, como en Italia y los Países Bajos, referencia para los de la pera. La única incertidumbre pasa por la evolución de la crisis europea y, en particular, por la cotización del euro cuando comiencen las ventas. Todos los empresarios consultados consideran que el contexto internacional es favorable.

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