SEQUÍA EN BRASIL. LA PEOR DESDE 1930. PUEDE AVANZAR AL RESTO DE SUDAMÉRICA. Hay Previsiones?

¿Pudo Brasil haberse preparado mejor para la actual crisis de agua?

RedacciónBBC Mundo
25 enero 2015

La ministra del Medio Ambiente de Brasil, Izabella Teixeira, afirmó que las tres regiones más pobladas del país atraviesan la peor sequía desde 1930.
Los estados de Sao Paulo, Río de Janeiro y Minas Gerais deberán conservar agua, advirtió después de una reunión de emergencia en la capital Brasilia.

Teixeira describió la crisis del agua como «delicada» y «preocupante».
Se espera que la industria y la agricultura queden afectadas, exacerbando la emproblemada economía brasileña.

La sequía también está teniendo un impacto sobre el suministro de energía, con una reducción en la generación de las plantas hidroeléctricas.

Bajos niveles en las represas

La corresponsal de la BBC en Río de Janeiro, Julia Carneiro, dice que Brasil debería estar en medio de su temporada lluviosa pero ha habido poca precipitación en el sureste y la sequía no da señales de amainar.
El agua en las represas ha caído a niveles históricos.
La crisis llega en un momento de gran demanda energética, con las altas temperaturas de los meses de verano.

«Desde que se llevan registros en el sureste de Brasil, hace 84 años, nunca hemos visto una situación más delicada ni preocupante», declaró la ministra Teixeira.

Sus comentarios suceden al final de una reunión con otros cinco ministros en el palacio presidencial en Brasilia para discutir la sequía.

La crisis se inició en Sao Paulo, donde cientos de miles de residentes han quedado afectados por frecuentes cortes del acueducto, según nuestra corresponsal.

El sistema de embalse de la ciudad en Cantareira, que surte a más de ocho millones de personas, ha caído a 5,2% de su capacidad, a pesar de la lluvia reciente, informó el canal de televisión Globo.

La precipitación acumulada en la zona de Cantareira está a apenas 33,5% del pronóstico para el mes, añadió el noticiero de Globo G1.

El estado de Sao Paulo ya ha sufrido problemas de sequía similares el año pasado.

«Pobre planificación»

El gobernador Geraldo Alckmin ha tomado varias medidas, como un alza para los altos niveles de consumo, ofertas de descuentos a los que reducen el uso, y limitando los volúmenes de agua tomados de los ríos por la industria y la agricultura.
La ministra Teixeira dice que se realizan programas de concientización para reducir el consumo.
Pero los críticos culpan la falta de planeación y la política por el empeoramiento de la situación.

Los opositores políticos dicen que las autoridades estatales no respondieron suficientemente rápido a la crisis porque Alckmin no quería alarmar a la gente pues buscaba la reelección en octubre de 2014.

No obstante, Alckmin rechaza esas acusaciones.

 

Otro corresponsal de la BBC en Brasil, Wyre Davies, señala que la crisis parece haber tomado a la autoridad de acueducto estatal, Sabesp, por sorpresa.

La autoridad ha sido severamente criticada por su falta de planificación y ahora está desesperadamente tratando de resolver el problema.

Pero el fracaso de los servicios e infraestructura de la ciudad para mantenerse a la par con la demanda no hace más que exacerbar los problemas, dice Davies, particularmente con la creciente escasez de agua limpia.

Alcantarillas abiertas significan que los ríos de Sao Paulo están completamente contaminados.

En lugar de ofrecer una solución, como es menester en tiempos de sequía, se han convertido en parte del problema.

Solicitud para reducir el consumo

En el estado de Río de Janeiro, la principal represa de agua ha caído a un nivel cero por primera vez desde que fue construida.
Todavía no se ha racionado el agua en Sao Paulo, la ciudad más afectada.
El secretario del Medio Ambiente, André Corra, reconoció que el estado experimentaba la «peor crisis de agua en su historia».

Sin embargo, aseguró que hay suficiente agua en otras represas que permitirán evitar el racionamiento en Río de Janeiro por al menos otros seis meses.

Corra describió la situación de Sao Paulo como «infinitamente peor».

A pesar de esto, Río y Minas Gerais están solicitando a los residentes y a la industria a que reduzcan el consumo de agua hasta un 30%.

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