POLICÍA CIENTÍFICA. LA ESCENA DEL CRIMEN, BALÍSTICA. Tecnología IBIS

Las nuevas tecnologías han cambiado el mundo de la investigación policial y la lucha contra el crimen. Atrás quedan los primeros métodos para encontrar sospechosos. Pocos recuerdan las técnicas del francés Alfonso Bertillon, primera persona que fue capaz de identificar a un delincuente mediante huellas. Este médico fracasado triunfó gracias a sus métodos para comparar pruebas mediante fichas que él realizaba a los sujetos que se detenían. Bertillon, que no descubrió la técnica de las impresiones de las huellas digitales, fue el primero que logró vincular un asesinato a un delincuente gracias a sus bases de datos y a las fotografías de las huellas encontradas en el lugar del crimen.
El crimen ha llegado a las redes para quedarse, y los policías reponden con la especialización.
En España, los grupos encargados de las investigaciones criminales son la Policía Científica y el Servicio de Criminalística de la Guardia Civil. Ambas están organizadas por la Dirección General de la Policía y Guardia Civil, que depende del Ministerio del Interior a través de la Secretaria de Estado de Seguridad. Las dos Fuerzas de Seguridad del Estado son independientes, aunque coordinadas por un mando único, el Director General de Policía y Guardia Civil. La Comisaría General de Policía Científica tiene competencias en todo el territorio general.

Para cualquier tipo de caso que se encuentran estos grupos, el funcionamiento es siempre el mismo. Se empieza con la recopilación de objetos y datos en la escena del crimen o suceso. El escenario del delito se analiza siguiendo unas premisas, descartando lo que no sirve y dando prioridad a lo que sí. Es la llamada inspección ocular; el primer acto de la Policía Científica, que se desplaza al lugar de los hechos y recoge las muestras.

Todas las comisarías de España tienen policías capaces de hacer esta función y disponen de la tecnología necesaria. Los aparatos para la recopilación de datos en la escena del crimen son fundamentales, aunque más importante es la labor del policía, ya que si ellos “no hacen bien su misión, por mucha tecnología, si no se hace correctamente, no vale para nada”, comenta Francisco Antón Barberá, antiguo jefe de la Brigada Provincial de Policía Científica de la Jefatura Superior de la Comunidad Valenciana, y actual miembro del Instituto Universitario de Investigación en Criminología y Ciencias Penales de la Universidad de Valencia.

Esta tecnología está basada sobre todo en las fuentes de luz, que sirven para la localización de vestigios no visibles para el ojo humano y la detección de huellas lofoscópicas. Destaca entre ellas el crimescope, que dispone de dos filtros, analógico y digital, que fijan las longitudes de onda para la búsqueda de huellas, fluidos, residuos de disparo, etc. Y también las unidades de vídeo handscope, más pequeñas para su desplazamiento; y el scenescope, que permite la visualización directa de huellas latentes.

Aparte de las fuentes de luz, también hay que destacar la fotografía, llevada por el Departamento de Tecnologías de la Imagen, que graba todo aquello que pueda ser de interés. Máximo Carretero, inspector jefe de la Policía Científica de Madrid, en unas declaraciones ofrecidas al periódico La Gaceta indicó que “normalmente, cuando analizamos los delitos a posteriori, nos damos cuenta de que eran simples, y nosotros les hemos dado tantas vueltas… Siempre tendemos a creer que los autores hacen maravillas, que cometen concienzudos delitos, pero, al final, todo se reduce a la navaja de Occam”.

Si hay un cadáver en el proceso, se suceden tres fases: entomología, departamento de Antropología y laboratorio de Biología-ADN. En la primera llegan los datos de la búsqueda de insectos y artrópodos, con los que se estima el tiempo que el individuo lleva muerto. En la siguiente fase, se procede a la identificación del mismo. El cadáver se envía al Área de Estudio de Restos Mortales, donde se procede a la toma de huellas dactilares y a un estudio antropométrico. Por último, las huellas del muerto y las encontradas en el escenario se envían al Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID), donde el ordenador facilitará una lista de candidatos, a partir de una base de datos de tres millones de personas que han sido detenidas en España. Con ella, el experto debe comprobar si está entre ellos la persona que se busca. Este sistema, en explotación desde hace un año por Cogent Systems, tiene un coste de 10 millones de euros; y a partir de él, en 2009, el total nacional de huellas resueltas relacionadas con hechos delictivos fue de 13.656.

En 2008, se introdujo un nuevo sistema automático de identificación dactilar en el que se identificaba la mano de forma completa, incluida la palma y el canto. Este sistema se instaló en todas las comisarías de España y en los puestos fronterizos. Además, al mismo tiempo, se implantó un dispositivo dactilar móvil con el que los policías pueden tomar la impresión de un dedo en la calle gracias al bluetooth conectado a un ordenador portátil o PDA. Estos computadores pueden acceder al sistema SAID y así evitar el desplazamiento del ciudadano a la comisaría. Permite que se localice en la calle a los delincuentes sobre los que pesan reclamaciones policiales o judiciales.

Balística
En la sección de Balística se analiza el arma del crimen. Sus características técnicas, derivaciones después del disparo y comparaciones con otros casos. A este departamento llegan toda clase de armas, desde militares a prefabricadas -tales como un bolígrafo que dispara, o una pata de cama construida con tuercas de fontanería que dispara balas de caza-. Para la comparación de los casquillos, que pueden llevar a la identificación de armas de fuego y a la resolución de delitos a niveles sin precedentes, se utilizan el Sistema de Identificación Balística Integrado, también llamado IBIS, de la compañía Forensic Technology. La tecnología IBIS es una herramienta que permite recabar y analizar imágenes digitales de marcas microscópicas únicas, detectadas en balas y casquillos usados que se encuentran en la escena del delito. Brasstrax es el ordenador gigante, de más de medio metro de altura, que clasifica los casquillos y los coteja con los casos a investigar. Para comparar con mayor certeza, tanto Policía como Guardia Civil disponen de microscopios criminológicos. Además, la Policía tiene disponible una sala de tiro para el desempeño de estas tareas.

Javier Bonet

TecnoyCiencia

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LAS HUELLAS DACTILARES  :  http://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Vucetich

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