FUGA DE CEREBROS…

MARIA JOSE ALONSO, catedrática de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago y líder del grupo de investigación Nanobiofar en el Cimus de la USC
MARIA JOSE ALONSO, catedrática de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Santiago y líder del grupo de investigación Nanobiofar en el Cimus de la USC

«La fuga de cerebros en España es dramática»
Pocas científicas tienen el reconocimiento de la leonesa María José Alonso Fernández, la segunda española que ingresa en la Academia de Medicina de Estados Unidos, es Premio Jaume I de Nuevas Tecnologías, Maurice Marie-Junot, Medalla del Consejo General de Farmacia, Novoa Santos, Women in Sciences y Mª Josefa Wonenburger. La investigadora leonesa entra en la Academia de Medicina de USA . Catedrática en la Universidad de Santiago y académica de Farmacia .

Por Álvaro Ballesteros / la voz de galicia –

María José Alonso Fernández (Carrizo de la Ribera, 1958) se fue a estudiar Farmacia a Santiago de Compostela con 17 años y se convirtió en catedrática de su facultad. Ha llegado a ser, entre 2006 y 2010, vicerrectora de Investigación del campus gallego, asesora de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación y del Ministerio de Sanidad.

En 2010 entró en la Real Academia de Farmacia y en su homóloga gallega. La semana pasada, la Academia de Medicina de Estados Unidos, la National Academy of Medicine (NAM) aprobó su nombramiento apadrinada por dos de sus maestros, el profesor Robert Langer, del Instituto Tecnológico de Massachussets (EEUU) y Patrick Couvreur, de la Universidad París Sur de Francia.

«Es un honor y me da la oportunidad de participar en debates del más alto nivel en el ámbito de la salud y de gran impacto social», comentó a Diario de León.

Desde que empezó su carrera como investigadora en los años 80 tomó contacto con la nanotecnología. Ahora dirige uno de los equipos de investigación pioneros en la creación de los fármacos del futuro.

Son los nanomedicamentos, capaces de llegar allí donde la terapia génica aún no se ha mostrado eficaz y donde los tratamientos citostáticos contra el cáncer no son capaces de distinguir entre células buenas y malas, con los consiguientes daños que causa la quimioterapia, ni de de acceder a la células metastásicas.

«Los fragmentos de ADN, acidonucleicos, no son capaces de ser internalizados en las células a menos que haya un vehículo que los introduzca. Es lo que llamamos un vector viral. Nosotros creamos virus artificiales y usando materiales más seguros e inocuos introducimos el material genético para que pueda llegar a los diferentes compartimentos de todas las células», explica Alonso.

De las misma manera, añade, «con la ayuda de la nanotecnología va a ser posible llegar a las células metastásicas». La nanotecnología trabaja también en la creación de vacunas por vía nasal en lugar de inyectables que son claves para la lucha contra el VIH en países en vías de desarrollo. Sólo son algunos ejemplos pues «la nanotecnología puede aplicarse a cualquier campo y a cualquier medicamento, su objetivo es crear medicamentos más eficaces, más seguros y menos tóxicos».

Un camino esperanzador frente al «proceso patológico en aumento» que da como diagnóstico de la investigación en España. «La falta de financiación hace que la patología evolucione a lo que podría ser un tumor, lo que afectará al tejido investigador hasta límites difíciles de recuperar», afirma.

La científica alerta de las consecuencias «dramáticas» de la fuga de cerebros y sugiere que se empiecen a buscar «mecanismos de retorno del personal investigador». Para ello considera urgente la entrada de savia nueva en las universidades para la renovación generacional. «No podemos consentir que nuestro profesorado siga envejeciendo del modo que lo está haciendo», apunta.

María José Alonso ve necesario un «acuerdo de estado» para afrontar el reto de la investigación en España. «Un pacto que abarque varias décadas porque la investigación no produce un retorno inmediato», concreta. El nivel de progreso de los países desarrollados «se mide por su inversión en investigación, no podemos volver a los tiempos aquellos en que se decía ‘que investiguen otros’», recalca.

La científica, que ha obtenido financiación para un programa de vacuna de la Fundación Melisa y Bill Gates, es partidaria de que los equipos científicos puedan ser fiananciados por empresas siempre y cuando la universidad no invada campos de trabajo del mundo productivo. «Tenemos que competir ofreciendo servicios de gran valor añadido», apostilla.

En cuanto al reconocimiento de las mujeres científicas y el hecho de que este año ninguno de los premios Nobel haya recaído sobre una mujer «es preocupante», lamenta. «La evolución es inferior a lo que me imaginaba cuando empecé», indica.

Contrasta la mayoritaria participación de mujeres en congresos y como autoras de tesis doctorales con su presencia como ponentes y admite que hay más catedráticas, pero «la evolución está muy lejos de lo deseable», lo que se traduce en menos premios. «Por razones múltiples y diversas las mujeres llegan más difícilmente a estos niveles de responsabilidad y por tanto de visibilidad», concluye.

Los roles asignados a las mujeres cultural y educativamente, la psicología femenina y las trabas son las causas de un problema que considera complejo, aunque personalmente sólo se ha visto afectada «más allá de ciertos comentarios machistas que se dan en todas partes».

Su perfil práctico, muy enfocada a la materialización de soluciones, la decantó por la Farmacia en lugar de por la química y su trayectoria profesional la ha acercado al mundo de la biotecnología que en otros países desarrollan bioingenieros. En 1985 se doctoró en Tecnología Farmacéutica y ha llegado al alto nivel que ocupa en el mundo científico desde la base.

Empezó como profesora ayudante del departamento y ahora dirige un equipo de investigación que ha generado 19 patentes y ha sido coordinadora e investigadora principal de múltiples consorcios y proyectos cooperativos con la Organización Mundial de la Salud, la Fundación Bill y Melinda Gates y la Comisión Europea. Actualmente es la coordinadora del consorcio de TRANS-INT.

La profesora Alonso ha firmado 235 publicaciones científicas con más de 12.000 citas (factor H 65) que le han permitido alcanzar el noveno puesto en el ránking internacional Times Higher Education (Thomson Reuthers).

Fue fundadora y presidió entre 1995 y 1997 de la Asociación Hispano-Portuguesa de Liberación controlada de Medicamentos. Es miembro del consejo de gobierno de la Sociedad Controlled Release Society Inc. desde 1995 y lo fue del Consejo de las Ciencias Farmacológicas de la Federación Internacional de Farmacéuticos (1998-2000), así como del Consejo asesor científico de la Asociación Association de Pharmacie Galénique Industrielle (1997-2000).

Fue admitida en 2010 en la Academia de Farmacia Galega y en la Real Academia Nacional de Farmacia. En 2014 se aprobó su invreso en la Academia Gallega de las Ciencias.

 

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