EN LA ARGENTINA, CUANDO HABÍA ATISBOS DE CRISIS, SE ACOPIABAN FIDEOS… EN RUSIA ESTÁN GUARDANDO «KASHA»

KASHALa ‘kasha’, barómetro de la crisis económica y de la confianza de los rusos
 

Cual barómetro que refleja la confianza de los rusos en su economía, la ‘kasha’,  – o káshe ,trigo sarraceno – la popular masa de sarraceno que forma parte de la dieta diaria de la población, refleja un país que se precipita en la recesión.

 Las sanciones económicas impuestas por las principales economías occidentales por el papel de Moscú en la crisis ucraniana y la caída del precio del petróleo están lastrando la economía rusa.

 La consecuencia directa es una inflación galopante y el hundimiento del rublo. Pero aunque el encarecimiento de la carne de pollo provoque cierta preocupación y el incremento de alquileres empiece a hartar a la población, la brutal subida del precio de la ‘kasha’, está haciendo cundir el pánico.

 La kasha «no solo es un producto, es una idea nacional», resumía recientemente en un editorial el muy serio diario económico Vedomosti.

 Cultivada en un principio en Rusia por monjes bizantinos, la ‘kasha’ es más que un plato tradicional. A base de trigo sarraceno, puede comerse en todas las comidas y desde la época soviética es un barómetro de la salud económica de los hogares. Un poco como el pan, el maíz o el arroz para otros pueblos.

 Está en todos los sitios: en las escuelas, hospitales, cuarteles, cárceles y hasta en la ayuda humanitaria que envía Rusia al este de Ucrania.

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– Almacenar por si acaso –

 Pero este año, cuando el país empezaba a buscar señales negativas de las sanciones económicas occidentales y los primeros efectos del embargo a los productos alimentarios europeos que decretó Vladimir Putin, las miradas empezaron a centrarse en Altai, en el sur de Siberia.

 Altai produce el sarraceno. Este año, la cosecha ha caído por la sequía que destruyó 500.000 hectáreas de semillas.

 La cosecha, generalmente superior a las 700.000 toneladas por año, ha sido oficialmente inferior a las 600.000 toneladas. Esta caída, no debería haber sido una catástrofe en sí, pero se ha convertido en algo simbólico.

 En algunas regiones, el anuncio ha duplicado en 4 meses el precio de compra del sarraceno, provocando a veces el pánico en los consumidores.

 

Las existencias de ‘kasha’ en varias tiendas en Altai, Perm y Kirov (Ural), en Tatarstán, y en la república vecina de Bashkortostán (Volga), o en San Petersburgo (nordoeste), están agotadas.

 

«Los telespectadores de Moscú ven un reportaje sobre la crisis de la ‘kasha’ en Penza», a 600 km al sureste de Moscú, y «agotan en cuatro días las existencias de sarraceno de dos meses», constataba a finales de noviembre el diario popular Moskovski Komsomolets.

En San Petersburgo, una cadena de tiendas ha limitado a 5 paquetes por persona las compras de sarraceno.

«La gente acumula la ‘kasha’ que se conserva bien porque no saben a qué atenerse con las sanciones», resume Galiana, una vendedora de un mercado de San Petersburgo.

 

«Como buenos antiguos soviéticos, los rusos están acostumbrados a las crisis de ‘kasha'», dice el analista Alexei Makarkin del Centro de Tecnologías Políticas, que recuerda la última crisis en 2010, también provocada por una sequía.

 

Pero en esta ocasión, «no se trata de una escasez real de ‘kasha'», dice el experto Dmitri Rylko del Instituto de Estudios del Mercado Agrícola.

«La ‘kasha’ forma parte de los productos sagrados para los rusos y desaparece a las primeras señales de crisis», recuerda.

Esta «histeria» refleja los temores ligados a la crisis económica y al futuro en las capas populares, dice el semanal Dengui.

Pero aunque inicialmente no había motivo real de preocupación, ha sido la «demanda excesiva» la que ha creado la crisis de ‘kasha’, dice un responsable de la agencia sanitaria rusa Rosselkhoznadsor, Alexei Alexeyenko.

Cerca de un tercio de los rusos han reconocido que han estado almacenando ‘kasha’ en las últimas semanas, según un sondeo efectuado a finales de noviembre por el Centro Levada.
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