UNO MÁS UNO: DOS

 

El matemático y periodista  Dr. Adrián Paenza recibirá el próximo 21 en Corea del Sur una distinción de la Unión Matemática Internacional (UMI) por sus aportes a la popularización de esta ciencia y amigar sus conceptos con la percepción del público al que la matemática «le da respuestas a preguntas que no se hizo».
«Es razonable y un síntoma de salud que la gente reaccione con rechazo a algo que no entiende y que le da respuestas a preguntas que no se hizo», dijo Paenza en diálogo telefónico con Télam desde Washington, respecto de por qué la matemática resulta tan arisca.

Paenza enfatizó que «encima, te toman lección y se transforma en una especie de calvario porque a diferencia de alguien que aprende a manejar, que tolera el abuso cuando pierde la paciencia el que enseña porque sabe que hay algo interesante al final del camino, no sabe para qué le sirve saber problemas matemáticos».

Paenza recibirá el Premio Leelavati, reconocimiento internacional para aquellos que contribuyen a mejorar la percepción pública de la matemática, que en el caso de Paenza encuentra logros con diversos recursos en los medios de comunicación, en un gran pabellón de Tecnópolis y hasta en escenarios teatrales.

«El rechazo que se produce es similar en Argentina que en las sociedades de Estados Unidos o Europa, y se debe a que, en el momento en el que entramos a la matemática, entramos por el lugar equivocado», diagnosticó.

Paenza comparó los recursos del pensamiento matemático con los de un pase de magia: «Así como hacen los magos para que uno se sienta hipnotizado y atraído, la matemática tiene un encanto particular». Ese encanto puede comprobarse en el enorme espacio que Paenza concibió en el gigante espacio en Tecnópolis, donde multitudes probaron andar en triciclos con ruedas cuadradas, explorar dos toboganes en una experiencia anti-intuitiva y subirse a una calesita hiperboloide que genera formas geométricas.

Son muchísimos los adultos, jóvenes y chicos que entendieron, con ayuda de estudiantes avanzados que ofician de guías didácticos, el principio del péndulo, el teorema de Pitágoras o la criptografía para codificar mensajes y convertirlos en secretos inviolables. «Si hay algo que a los chicos les gusta es el recreo, porque es para jugar, ¿por qué no podemos contar los rudimentos de la Teoría de Juegos o la encriptación?», planteó.

Paenza considera que tanto el reconocimiento la distinción Leelavati, como el que la matemática argentina Alicia Dickenstein haya sido designada vicepresidenta de la UMI «es muy importante para la matemática argentina».

Para él no es un fenómeno aislado sino que «algo está pasando, y la propia Presidenta (Cristina Fernández de Kirchner) vino a la presentación de uno de mis libros en el Maipo, actitud importante como metamensaje, además del Ministerio de Ciencia y Tecnología».

«Me interesa el tema de la educación pública y gratuita porque la educación no puede pender de que se tenga dinero, y yo mismo soy un producto de la Facultad de Exactas y de todo el ámbito público de la ciencia», reivindicó.

El miércoles 20 -antes de la entrega del premio el 21 en la ciudad coreana de Seúl-, ante 25 mil personas del congreso de la UMI, Paenza dará una conferencia como aquellas que hace muchos años daba como clase abierta en el aula magna de Exactas.

«Nunca me imaginé nada de lo que me pasa: lo que salió, salió, y tuve el privilegio de hacer siempre lo que me gustó, por haber nacido en un hogar de oportunidades abiertas como el que me dieron mis padres», balanceó.

Desde la creación del premio en 2010, Paenza es el segundo ganador del Leelavati, y cuentan entre los méritos los programas de televisión «Científicos Industria Argentina» y «Alterados por Pi»,

Paenza se doctoró en Matemática y enseñó en la Universidad de Buenos Aires entre 1979 y 2002, época en la que también fue periodista deportivo y político.

Entre sus libros se cuentan «Matemática? ¿estás ahí?», publicado por Ediciones Siglo XXI, que vendió más de 1 millón de ejemplares desde el primero de la serie, en 2005, a la actual, la 22, y escribe una columna semanal sobre ciencia y matemática en la contratapa del diario Página 12.

El nombre del premio refiere a un libro del matemático indio Bhaskara II, del siglo XII, con una serie de problemas de aritmética y álgebra para su hija llamada Leelavati.

Según la leyenda, Bhaskara II escribió ese libro para entretener y consolar a su hija, decepcionada por la cancelación de su boda, gestando una obra que es considerada la mayor contribución a la enseñanza de la matemática en la India medieval.
El primer Premio Leelavati fue a Simon Singh, físico, escritor, periodista y productor televisivo británico de origen indio.
Dickenstein será vicepresidente de la UMI entre 2015 y 2018, integra el Departamento de Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y es investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas-Conicet en el Instituto de Investigaciones Matemáticas «Luis Santaló»-Imas

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